«Las mujeres rurales representan la cuarta parte del conjunto de la población mundial. En 2007, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció la conmemoración para reconocer la función y contribución en el desarrollo de los países de las mujeres rurales, incluyendo aquellas pertenecientes a las comunidades indígenas.
A pesar de ello, las mujeres rurales se enfrentan a diario a grandes desventajas en los ámbitos laborales respecto de sus pares urbanas y de la población masculina. Ellas dedican más tiempo que los varones y las mujeres urbanas a las tareas domésticas, controlan menos tierra que los varones y tienen un acceso limitado a los insumos, las semillas, el crédito y los servicios de extensión, mientras que menos del 20 por ciento de los propietarios de tierras son mujeres.
Por otra parte, el 76% de la población que vive en extrema pobreza se encuentra en el ámbito rural, por lo tanto es de fundamental prioridad otorgar un piso de igualdad a esta población que depende en su gran mayoría de los recursos naturales y de la agricultura para garantizar su propia subsistencia. Asimismo, el aporte que realizan estas mujeres a sus economías y en términos de seguridad alimentaria se vuelve notoriamente representativo si se tiene en cuenta que aportan alrededor del 43% de la mano de obra agrícola de los países en desarrollo.»