#IdearioRacismo y otras inquisiciones
La ofensiva del capitalismo en las últimas cuatro décadas consistió en degradar y fragmentar los espacios ganados por los trabajadores, con el inocultable objetivo de abaratar el valor de su potencial de trabajo y generalizar la precarización laboral, discriminando en una multiplicidad de ismos de la diferencia, cada uno de ellos víctima y verdugo de un inequívoco conflicto racial.
Esa ofensiva, un juego sádico de fuegos cruzados, ha sido denominada como neoliberalismo, tendencia de las ganancias maximizadas de los empresarios privados, que lo ha tomado todo, con la inestimable ayuda de infiltrados en las filas de gobiernos «chatarra», barnizados de progresistas y populares.
El racismo travestido como clasismo rige en el mundo, pues mientras se han instalado como parte del lenguaje social y políticamente correcto, de orden pluricultural, la condena de la discriminación racial o de género, el vivir en una dictadura de clase es considerado normal.
No importa que las corporaciones multinacionales exploten a los pueblos y además sean culpabilizados por su calidad de pobres y por no llegar jamás a la cima de la pirámide, donde conviven las mafias de los «triunfadores» del cabaret en que se ha convertido este mundo.
Como prueba irrefutable, basta ver en los medios hegemónicos corporativistas y redes de la web, cómo, de manera grosera, insultante y vulgar, el clasismo se instala cual práctica criminal, apuntalando logros inexistentes de figuras degradadas asimiladas a empresariuchos de corporaciones esclavizadoras y de los denominados «ricos y famosos», poniendo de relieve las astronómicas sumas de dinero ganado en negociados sucios, a los que llegan por sus contactos de todo tipo y especie, con el poder político, deportivo, mediático y cultural, sin nadie que lo denuncie o al menos lo considere como una apología del delito flagrante de escupir en la cara de los millones de discriminados carenciados que lo visualizan ante las pantallas, tomándolos como horizonte a alcanzar.
Frente a estas leyes que no aceptan la diferencia y dan lugar al clasismo como fenómeno del racismo, como norma de vida; frente a estas leyes no escritas ni promulgadas, el ensayo humano de un grupo de psicópatas que someten a una humanidad desorientada, con sus magros elementos para sobrevivir y permanecer en esta tierra, con leyes que actúan cual límite de comportamiento y acatamiento solo para pobres y hambreados, sin ninguna posibilidad de realizar una justa valoración del delito que se comete día a día con sus existencias en el límite de sus vidas.
Y me pregunto ¿cómo pudo suceder semejante calamidad ante los ojos de millones de seres humanos y organismos creados para salvaguardar todo tipo de derechos de la humanidad, aunque más no se simulando hacerlo?, pues sin ser gran visionario y habiéndolo experimentado en situaciones de vida-muerte, doy fe de la ineficacia que estos organismos de derechos humanos y su disfuncionalidad, accionan cuando el desastre está consumado.
Hora de llevar a cabo la mudanza de la ONU a otro país, refundación de organismos de DD.HH. efectivos a la hora de actuar defendiendo a pueblos en pleno uso de sus derechos, mansillados al estar expuestos a la represión de fuerzas de seguridad criminales, que asesinan a pueblos, blindando a gobernantes genocidas… como ejemplo basta mencionar a Piñera y sus hueste de vándalos carabineros, sedientos de sangre… matando, violando, deteniendo, persiguiendo y torturando a cientos de miles de jóvenes y familias enteras, que marchan hace un mes y días exigiendo salud y educación pública, sumado al llamado a un plebiscito para una nueva Constitución y denunciando a todo el espectro político de Chile, por ineficaz y cómplice del gobierno en curso.
No he oído aún, el parecer de la simuladora Bachelet acerca de los atroces momentos que vive el pueblo de Chile, tampoco a tantos gobernantes pronunciarse enfáticamente acerca de la masacre llevada a cabo por milicos criminales… no puedo dejar de denunciar a los mercenarios milicos bolivianos, asimilados al gobierno de facto de la ridícula gobernante fantoche, surgida de un golpe de estado contra Evo Morales, que no deja de discriminar a sus pares, el pueblo originario que en su mayoría conforma el pueblo boliviano, proyección de traumas de infancia quizás, no aceptar con alegría ser quién es.
Ser optimista es confiar en la movilidad permanente de la política y la Historia, en la posibilidad de luchar tanto para oponerse como para conservar: es una de las razones de ser de la democracia. Negarse a aceptar lo que se considera nocivo, luchar sin la certeza, pero con la remota esperanza de vencer: ¿no es esta una forma superior de optimismo, que consiste ante todo en no resignarse a convivir con los estafadores y fraudulentos funcionarios de gobiernos para pocos corporativistas mercaderes de la vida y sus acólitos?
¿Acaso desconoce de que son muchos los que tenemos conciencia de esta realidad siniestra en la que permanecemos, retrógrada e inquisitiva a la que enfrentamos con lucidez e indignación?… viendo con claridad a través de las mentiras y embustes, con voluntad de oposición fortalecida por la certeza de los ideales a cristalizar, para construir de este modo una existencia donde la libertad y la verdad sean norma, en la serena decisión de insistir en la resistencia a la discriminación y clasismo reinantes en este mundo.
Nadie pensó que la utopía de un «mundo para todos», mutaría en la materialización de un mundo a favor de los amos y patrones sin nombre de una economía privada desenfrenada, especulativa hasta el delirio… y crearía para las mayorías, una vida sin derechos, en fin, naciones virtuales, preponderantes, basadas en sus ideologías de mercado, y, que desde la ausencia de derechos, se arrogaría todos los derechos.
La cibernética no es la única responsable, o no lo es por si misma: si hay culpables, se encuentran en quienes estaban capacitados para usarla, accediendo con autorización del poder central global, a explotarlas en detrimento de la vida de la humanidad… accediendo sin trabas a un totalitarismo apenas disimulado, para las mentes más despiertas, que no dice su nombre.
Faltó vigilancia. Hubiera sido preciso prever el impacto de las nuevas tecnologías y prepararse políticamente, como lo he manifestado en mi ensayo «Final en forma ordenada» (Ed. La Cifra, Bs. As. 2000), legislando sobre sus efectos previniendo su desviación.
En la época en que esa situación, nueva aún no había caído como rehén, no hubiera sido difícil visualizarlo políticamente, en lugar de permitir que desnaturalizara la política.
Pero esta etapa crucial de la historia de la humanidad se desarrolló en medio de una negligencia inconcebible, tanto más por cuanto casi nadie tenía interés en iniciarla, ni menos aún aquellos que se manifestarían posteriormente, levantando banderas de vanguardias abortadas. ¡Pero lo más inconcebible es que estamos ahí!
La economía privada aprovechó de manera empírica, como si fuera una mercancía, esa arma que tenía en sus manos, hasta que poco a poco adquirió conciencia de la revolución que podía llevar a cabo por medio de las nuevas tecnologías y la cibernética en el universo de la web, sin descender abiertamente en el inicio a la arena política.
Ahora ¿estaremos atentos al presente incierto en que permanecemos, donde la desmesura devenida del clasismo y la discriminación han sentado reales?, ¿podremos descubrir las máscaras de los inquisidores y genocidas del sistema despótico ultraneoliberal, siempre alerta a cualquier intento de movimiento en favor de una humanidad sojuzgada y genuflexa?