Castillo Morató: la joya escondida en el interior profundo
A fines de enero se abrirá al público el Castillo Morató, una verdadera joya histórica escondida en las tierras de Paysandú, ubicado en Tres Arboles a unos 60 km al noreste de la ciudad de Guichón.
En la Estancia Buen Retiro, ubicada al Este del Departamento de Paysandú, a 25 Km., de distancia de Pueblo Morató, se encuentra el emblemático castillo. Construido en un estilo ecléctico, de fusión clásico y renacentista tardío, conto desde sus inicios en 1902 con agua corriente y luz eléctrica.
Desde sus entrañas, pasa un antiguo túnel, con una entrada que se dice, conduce hasta la costa del río Queguay Grande, donde en la antigüedad los indígenas, solían pescar. Esta magnífica construcción rural, se erigió a comienzos del siglo XX, por encargo del comerciante Francisco León Barreto.
El Quím. Farm. Ovidio Morató, administrador del bien, yerno de su fundador, fue quien culminó totalmente la obra, en 1916, durante esa época, se construyeron también los galpones para Esquila y Cabaña, sus caballos, fueron de los más cotizados para deporte, paseo o tiro, criados en terrenos pedregosos por generaciones, como forma de fortalecerlos.
El establecimiento, es un ejemplo de vanguardia por su sistema de producción integrado y por la alta calidad de la crianza, fue uno de los establecimientos, grandes proveedores del Frigorífico Anglo. Protagonista de uno de los primeros tambos industriales del país, con exportación de quesos tipo Chubut para consumo en la Mala Real Inglesa
Sus orígenes históricos se remontan al siglo XVII, como lindero del extremo sur de la estancia jesuítica misionera guaraní de Yapeyú, donde se emplazaba el puesto posta San Juan Bautista, sitio de vigilancia de tierras y ganados, legado de los muros, cercos y corrales de piedra en perfecto estado de conservación, en donde se destacan: un gran corral de forma elíptica de 5 Km., uno circular de casi 100 mt. de diámetro y una media luna, de encierro de los caballos. En ese sitio, se amansaba el ganado cimarrón, que distintas arreadas, de principios del siglo XVIII, pasaban por allí, de la Vaquería del Mar.
Así, el ganado matrero se convertía en «estante» o manso, origen de la palabra «estancia», como la conocemos actualmente en el Río de la Plata.
En el siglo XIX, entre sus antiguos propietarios, se destaca el primer presidente de la República Oriental del Uruguay, Fructuoso Rivera, quien tuvo allí, su casco de estancia, cuya casa-habitación, podría haber sido, la capilla del puesto posta jesuítico misionero guaraní. También, fue fuente de inspiración del autor de «La tierra purpúrea», William Henry Hudson, cuando en 1868, visitó el lugar, según se desprende, de su diario de viaje.
En el siglo XX, Aparicio Saravia y el presidente Máximo Tajes, entre otros, registran su pasaje por allí. Entre los años 1904 y 1962, se lo conoce como un establecimiento agropecuario progresista, por su modernismo, la fundación de un pueblo y el planteo autosuficiente.
En el siglo XXI, la familia Morató, plantea el gran desafío, de dar a conocer su riqueza patrimonial, como paisaje cultural y de entretenimiento agro-ecológico, de esa pequeña muestra, representativa de la extensa pradera, heredada de la antigua Banda Oriental.